Desde su pueblo de origen Noetinger, sudeste de Córdoba, salen las mejores ideas para el agro, con empleados y la familia que sostiene y así se creó el primer cabezal draper argentino.

Juan Carlos Piersanti es fundador de la empresa PIERSANTI PLATAFORMAS, ubicada en Noetinger, al sudeste de la provincia de Córdoba. El pueblo de la pampa húmeda, con suelo fértil y con un clima que acompaña a la agricultura y ganadería, fue la fuente inspiradora para las innovaciones y el desarrollo de un cabezal de draper hilerador que, acoplado a una cosechadora, permite cortar al ras del piso y depositar en el suelo el material cortado formando hileras. Este cabezal está pensado para cultivos como el poroto que se produce en la provincia de Salta. Anteriormente a este invento, el trabajo se hacía de forma manual o mecanizada, pero de baja productividad, debido a los pequeños anchos de corte de los cabezales.

Los desarrollos tecnológicos y productivos avanzan. El fundador de esta empresa comenzó el 2020 con un título de Patente bajo el brazo, que lo logró en tiempo récord gracias a la utilización del Programa de Examen Prioritario de Patentes (PEP), que acelera el estudio de fondo de solicitudes de patentes, dentro de los 60 días corridos desde la presentación del formulario reglamentado y es sometido a un estudio con la misma rigurosidad y calidad que en el trámite convencional. Juan Carlos fue uno de los dos primeros en obtener la patente mediante este programa.

Por este motivo, quisimos dar a conocer su creación, ya que es un orgullo nacional contar con valores intangibles de esta envergadura en el país. Piersanti, agradecido por esta nota, nos explicó orgulloso su invento: “El hecho de que el cabezal se acople a una cosechadora es lo que los distingue de los que se encontraban en el mercado, hasta el momento, que son de arrastre. La aplicación la vemos en el cultivo de poroto, orgánico principalmente, que requiere secarse de manera natural y no permite el uso de fitosanitarios. Esos cordones de material en el piso se secan de manera pareja y natural”, detalló. “El sistema de recolección y el ancho de los cabezales permiten hilerar más superficies de cultivo en menor tiempo”, prosiguió.

PIERSANTI PLATAFORMA era un taller de reparación de plataformas y con el tiempo se dedicó a fabricarlas, como así también los cabezales, y sus creaciones pasaron a ser un valor agregado importante para la empresa. “La protección de nuestros intangibles es una manera de valorar y resguardar el trabajo de I+D de la empresa. Sin duda, son activos que generan valor a la empresa”. En este sentido, sostuvo que se caracterizaron desde siempre por tener un espíritu altamente innovador, lo que necesariamente requiere de un sistema que permita resguardar los inventos.

La protección de nuestros intangibles es una manera de valorar y resguardar el trabajo de I+D de la empresa. Sin duda, son activos que generan valor a la empresa.

Al hablar de protección de la propiedad industrial, Piersanti recordó que su primer acercamiento al INPI lo tuvo en el año 2008 cuando comenzó a desarrollar un sistema de corte para sus cabezales, con la novedad de mantener la barra de corte flexible sobre un sistema de lonas rígido. “Obtuvimos finalmente la patente de invención por ese desarrollo en el año 2018, después de muchos años de incertidumbre. Esa concesión fue un orgullo, dado que estamos hablando de la primera patente de invención que nos fuera otorgada”, contó.

“Hasta el año 2008 no habíamos ni siquiera registrado la marca PIERSANTI. Así que imagínate el cambio que significó en la estrategia de nuestra empresa habernos acercado al INPI y comenzar a gestionar la protección de los derechos de propiedad intelectual”, expresó. Afirmó que, de esta manera, la empresa se vuelve más competitiva y cuenta con otra carta de presentación con una serie de inventos protegidos.

“La innovación es una de las características que nos define como organización y eso va de la mano con la necesidad de protegerlas. Significa un antes y un después en las empresas el hecho de comenzar a gestionar la protección de intangibles. Muchas veces, las empresas no lo hacen porque los tiempos de las pymes difieren de los tiempos de algunos organismos. Otras, por desinformación o información errónea”. En este aspecto, hizo referencia al PEP, y dijo: “ahora que el sistema acompaña la celeridad del tráfico comercial, las cosas son bastante más fáciles y permiten que las empresas puedan adquirir valor y posicionarse no solo a nivel nacional sino internacionalmente”.

Con años de experiencia y conocedor de la protección de los intangibles, aseveró que la búsqueda de antecedentes previo a comenzar con un desarrollo es beneficioso en todo sentido. “El estudio jurídico que nos acompaña, siempre hace los deberes y es de mucha ayuda la búsqueda previa para saber por dónde debemos ir y si estamos yendo por el camino adecuado. Por este motivo, ni bien supimos, en este caso puntual, que no había en el mundo algo similar, avanzamos”, relató.

“Cada vez es más necesario hacer una búsqueda de documentos de patentes, ya que permite ganar tiempo y obtener información sumamente relevante antes de comenzar con un desarrollo o en el medio del proceso. Como te mencioné, gracias al estudio jurídico que nos acompaña, entendimos, mediante el asesoramiento que nos brindan de manera permanente, la importancia de trabajar en esa línea. Es importante asesorarse e investigar”, aconsejó Juan Carlos.

Para finalizar, ejemplificó su manera de actuar ante nuevas ideas: “Actualmente, pensamos en un desarrollo y lo que hacemos es convocar de manera casi inmediata a nuestro agente de la PI para anoticiarlo y requerirle la búsqueda de antecedentes correspondientes. En caso de que el desarrollo parezca susceptible de ser protegido lo desarrollamos. Esto implica un cambio en la manera de pensar los nuevos desarrollos, que comienzan en la dirección de la empresa y trasciende al resto de las áreas”.